dimarts, 17 de novembre del 2020

THE BATS AND ASSOCIATES. Foothills


 Casi 40 años después de su formación, The Bats siguen sacando discos, y lo que es mejor: siguen haciendo música deliciosa. La banda neozelandesa no es muy prolífica, y aunque han editado mucho material en forma de Ep o de single, el que publican ahora es su álbum número diez. Y es que, como dicen ellos mismos, “tienen que buscar un hueco en sus ajetreadas vidas para poder grabar nuevas canciones con la banda”. Algo que, afortunadamente, consiguieron en la primavera de 2018, que fue cuando se retiraron a una casa en el campo y grabaron estos temas. Lo que no sé es cuál es la razón por la que han tardado tanto tiempo en editarlo.
Foothills’ cuenta con todos los ingredientes necesarios para que un seguidor de The Bats disfrute al máximo durante poco más de media hora. Tenemos los cálidos paisajes pop, el rock urgente y acelerado, y ese lado más juguetón que tan bien manejan por las antípodas. A lo que hay que añadir ese toque hogareño que le da el hecho de que está grabado en directo en mitad de una casa de campo. Porque, si hay algo que siempre ha tenido su música, es que resulta de lo más acogedora. Y sí, puede que no hayan cambiado de rumbo en décadas, pero una buena dosis de sus canciones siempre te reconfortan.

Particularmente, siempre he preferido las canciones más aceleradas de su carrera, o eso que podríamos llamar su lado más The Clean -ya sabéis que Robert Scott es el líder de las dos bandas-. Aquí solo hay par, pero la verdad es que las dos me dejan satisfecho. Tenemos la estupenda “Warwick”, con su ritmo juguetón y su guitarra algo más sucia, y esa “Field Vision” un tanto más melancólica, pero igual de urgente. Eso sí, también saben lo que se hacen en ese lado más reposado y acogedor que suelen tener sus canciones. Ahí está la delicada “Trade in Silence”, con la que abren el disco arropándote con sus guitarras cálidas y sus buenas melodías. Algo que también hacen en las deliciosas “Beneath The Visor” y “Another Door”. Pero no creías que han llenado el disco con este tipo de temas, también tienen tiempo para centrarse un poco más en el indie-rock. Es el caso de “Change Is All” y “Smaller Pieces”, que son lo más pegadizas, y de lo más neozelandesas. O de esa “Electric Sea View” final, en la que se ponen algo más tristes, y se sacan de la manga una preciosidad algo sucia.

Una vez más, nos encontramos ante otro trabajo de The Bats notable, y ante otra colección de canciones que te acogen y te dan calidez. De hecho, es la banda sonora perfecta para un otoño lluvioso como el que estamos viviendo. (Donteattheyellowsnow)